Hoy, día 5 de julio, ha sido un día muy gratificante, ya que en esta etapa hemos tenido menos dificultades que en las anteriores, porque el camino ha sido más llano. De este modo hemos podido comprobar que el camino es como la vida: Después de dos días de rutas muy escabrosas y pendientes muy duras, ha llegado el momento de poder disfrutar de una ruta llana, permitiéndonos contemplar el paisaje y comunicarnos con nuestros compañeros. También en la vida encontramos momentos difíciles y otros muchos más felices.
Al final del trayecto nos encontramos con una señora ofreciéndonos agua y comida ( cerezas, queso… ) y celebramos el final de la etapa con estos manjares.
La llegada a Vilalba también fue relajada, aunque muy deseada. La comida, la siesta, el encuentro con otros peregrinos y la celebración de la Eucaristía han rematado la jornada.